Kobido

Kobido significa “antiguo camino de la belleza”. La leyenda dice que durante siglos fue una de las terapias favoritas de las emperatrices japonesas que lucían como porcelanas. Hoy es una técnica renovada, ideal para quienes buscan quitarse unos años sin acercarse al bisturí.

El masaje kobido ejercita todas las zonas del rostro movimientos rápidos y lentos.

 El trabajo manual  con métodos de masaje profundo y preciso, actuando sobre la musculatura, y con una variedad de movimientos superficiales, se consigue frenar el envejecimiento, mejorar la oxigenación y nutrición de las células de la piel, activar, iluminar y tonificar.

Cómo se desarrolla una sesión de Kobido

El tratamiento dura 60 minutos aproximadamente.

El masaje se incia con trabajo en las vértebras cervicales que suaviza la musculatura y facilita la circulación hacia la zona superior del cuerpo”.

Este masaje también elimina la tensión acumulada en el cuello.

  1. Limpieza y drenaje. En esta primera parte, el masajista comienza una breve sesión de shiatsu en el rostro para preparar las zonas que va a trabajar. Después, inicia el drenaje: presiona la piel y la arrastra hasta puntos concretos para eliminar las toxinas.
  2. Estiramiento e iluminación. En esta fase, aplica productos no cosméticos (como el aceite de semillas de uva) para facilitar los movimientos de fricción y deslizamiento lo que, según el especialista, contribuye a elevar la piel de la cara y recuperar su luminosidad. Esta parte es ideal para disimular las arrugas y las bolsas que salen debajo de los ojos.
  3. Lifting japonés. Esta etapa se produce cuando aumenta la velocidad de los movimientos sin producir dolor. “El masaje se hace a toda velocidad, pero con cariño. Si una persona siente tras una sesión como si le hubieran dado una paliza es porque su terapeuta no sabe lo que está haciendo. Esto no debe causar dolor”. Las manos funcionan como máquinas sobre el rostro, sin ejercer una presión excesiva, para oxigenar y suavizar los surcos.
  4. Final antiestrés. La fase final hace un regreso al shiatsu, pero para presionar los puntos de acupuntura que sirven para combatir el estrés. Si el paciente tiene una dolencia que pueda aliviarse con el kobido, como un dolor en el cuello por tensión acumulada, el masajista se concentrará en esa zona. La idea es mejorar la imagen y beneficiar la salud al mismo tiempo.

El efecto lifting

El masaje Kobido, produce un efecto de «estiramiento» en la cara, cuyos resultados mejoran cuando se traza un plan de sesiones frecuentes.

La velocidad es esencial. Manejamos varias velocidades, unas lentas y otras rápidas, para activar la circulación, destruir las células muertas y promover la producción de elastina y colágeno.

El masaje kobido frecuente contribuye a reducir las arrugas.

Por eso, el masaje kobido habitual ayuda a alisar las arrugas, “dependiendo del tipo de piel y de la profundidad de las arrugas”, y tiene un efecto rejuvenecedor que, dice Valenzuela, “se nota desde la primera sesión, con la elevación y firmeza de la piel, y se potencia a medio y largo plazo. El resultado es un semblante más sereno”.

Otros beneficios
Esta terapia presiona los mismos puntos de la acupuntura, lo que funciona para aliviar diversas dolencias.

  • Combate el estrés.
  • Alivia las migrañas o los dolores de cabeza comunes.
  • Evita la rigidez facial.
  • Mejora la circulación.
  • Disminuye algunos problemas en el sistema digestivo como el estreñimiento.
  • Reduce los efectos del bruxismo.
  • Favorece la vista por el estímulo en las zonas cercanas a los ojos.

Recomendaciones

Cinco sesiones, que se realizan cada semana o diez días. Cuando termina esa primera fase, recomienda un mantenimiento con consultas quincenales o mensuales, dependiendo de las necesidades del paciente.

El masaje kobido no tiene contraindicaciones, pero no debe practicarse en personas que tengan la piel irritada por alguna alergia específica.

 

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